Cinco siglos igual
Intérprete: León Gieco.
Soledad sobre ruinas, sangre en el trigo rojo y amarillo,
manantial del veneno, escudo heridas,
cinco siglos igual.
Libertad sin galope, banderas rotas, soberbia y mentiras,
medallas de oro y plata contra esperanzas,
cinco siglos igual.
En esta parte de la tierra la historia se cayó,
como se caen las piedras
aun las que tocan el cielo
o están cerca del sol,
o están cerca del sol.
Desamor, desencuentro, perdón y olvido,
cuerpo con mineral, pueblos trabajadores, infancias pobres,
cinco siglos igual.
Lealtad sobre tumbas, piedra sagrada,
Dios no alcanzó a llorar, sueño largo del mal,
hijos de nadie,
cinco siglos Igual.
Muerte contra la vida, gloria de un pueblo desaparecido.
Es comienzo, es final, leyenda perdida cinco siglos igual.
En esta parte de la tierra la historia se cayo,
como se caen las piedras aun las que tocan el cielo
o están cerca del sol,
o están cerca del sol.
Es tinieblas con flores, revoluciones
y aunque muchos no están nunca
nunca nadie pensó besarte los pies.
Cinco siglos igual.
En esta ocasión quisiera compartirles la letra de una hermosa canción compuesta por el músico, cantante Raúl Alberto Antonio Gieco. Un compositor argentino destacado por ser tan sincero en sus letras y ponerle su esencia propia que ha de erizar a más de una piel. Esta tonada fue escrita en alusión a los 500 años del descubrimiento de América, haciendo referencia a todas esas esperanzas quebrantadas y cuerpos medio latentes que fueron escabulléndose en ideales ajenos, hasta borrar casi por completos toda la historia que algún día perteneció a sus tierras. Las palabras como intérpretes de una lucha constante, y al final deleznable, de todos esos derechos arrebatados y su merecedor respeto. Pueblos originarios de nuestra América, que le dieron color y sentido a muchas de las cosas que hoy en día se conservan, son borrados, discriminados e inclusive ignorados por su propia lazo significativo. Un son que transmite la sangre derramada por esa conquista y el olvido abominable. Cinco siglos igual.
Recordaremos el 12 de octubre por muchos como “el triunfo del olvido”. Las páginas de nuestra memoria llegadas a su fin o a una pausa sempiterna, que quita de nosotros todo su valor.
Antes de que los colonos encontraran el gran tesoro que significó nuestros terrenos, estos lo habitaban una raza denominada “indígena” que son quienes han mantenido nuestra riqueza cultural en pie, proporcionandonos tradiciones, costumbres, formas de vestir, la lengua, muchas cosas que guardamos en nuestro historiador aún vigente.
Una vez los europeos allí, creyendo el poder colonizar, educar, y volver a postrar allí el cristianismo en cada pensamiento.Tuvieron que desaparecer sus ídolos, sus lugares sagrados, y recompensarlos por los nuevos ideales que los españoles traían.
Se fueron ahogando las lenguas, los dialectos, civilizaciones, dioses, culturas, esperanzas, en lágrimas que cada ser aborigen guardó para sí mismo y dejó de sobra para los demás.
A pesar de facilitar muchas de las actividades, y que estos les vieran como dioses, prevaleció un gran respeto que fue convertido en toda una catástrofe.
Nos trajeron enfermedades que pudieron cobijar a muchos de estas increíbles y curiosas personas a su pronta muerte. De allí la desesperación, el suicidio. En cuanto a lo económico, cultural y político, fueron perdiendo su poder de obrar según su criterio.
Aún así, por encima de todo, no es tan malo que la colonización de nuestra tierra se diera. Puesto que era habitada por seres algo primitivos y gracias a muchas de las cosas que para nosotros eran nuevas, facilitaban mucho el trabajo humano, a parte de traer técnicas u otros elementos que son partidarios de lo que ahora podemos lograr alcanzar.
Siento que el problema está ahí. En borrar lo que está. Y sé que para dar comienzo a algo toca dejar muchas cosas, aún así, nada cuesta poder conservar ese agradecimiento por aquellos nativos. Su situación actual es algo inquietante a mi forma de ver.
Son víctimas del desprecio, considerados una raza débil, etiquetados por la sociedad como incapaces, y muchos de estos no pueden recibir educación o un trabajo digno, que como persona ha de merecer. Pero justamente hemos borrado el significado que para ellos enmarca “dignidad”. Para mí, guardan toda una completa historia, que nos dejan símbolos, nos dejan viviente muchos significados y la importancia de la naturaleza como representación de la vida misma.
Digo yo, ya que somos tan extremadamente “dichosos” y suficientes, para que aquel que tenga diferencias, ya se por su etnia, por su orientación sexual, entre otras, poder criticar, subestimar, despreciarle y apartarle.
Fuimos desplazando su recuerdo y lo que ahora significan. Recordemos que nos dejaron papeles muy importantes en nuestra vida antigua, y que aunque esta situación de esta población es muy agravante, se están buscando posibilidades de mejora a través de estrategias, y esa mejora empieza desde cada uno de nosotros, preguntándonos quiénes somos, de dónde venimos, y repasando el comienzo de nuestra historia, lo que aún permanece latente, y sobre todo y como principal objetivo, no olvidarla.
¿Cuántos siglos más? Ahora es solo un territorio que se habita, se toma lo que sirve y se deja. No hay memoria, no hay respeto, no hay identidad.
¡Gracias por leer!