Fecha: lunes 14 de septiembre
Tema: Filosofía latinoamericana
Docente: Marco Restrepo
Grupo: 10°1 Relatora: Valentina Sepúlveda
Desarrollo de la clase: El profesor comenzó preguntando cómo nos había ido con la lectura del texto “Del pensamiento neocolonial a la filosofía de la liberación latinoamericana”. Después preguntó por quién hizo la relatoría de la clase pasada, pero nadie era el encargado de hacerla, entonces el profesor designó a alguien para la relatoría de la clase.
El profesor da un pequeño resumen de los temas de los periodos pasados y pasamos al tema del día, la filosofía latinoamericana. El profesor hace dos preguntas, ¿qué es lo propio del pensamiento en Latinoamérica? ¿Qué lo puede diferenciar de otros pensamientos?, y varios estudiantes empiezan a hablar del texto. Entre las preguntas que se hicieron durante la clase, están: ¿Qué problema puede tener una nación a la que reconocen políticamente independiente? Y una pregunta que el profesor le hizo a Alejandro Rallon, ¿Qué haría si usted, si al cumplir la mayoría de edad, no se le reconocen los derechos y deberes que tiene al ser mayor de edad?
Finalizando la clase, se habló sobre de las acciones y decisiones de los gobernantes de Latinoamérica después de su independencia de la Corona Española, por gobernantes quiero decir las personas que se encargaron de organizar y dirigir el país luego del proceso de independencia.
Varios estudiantes estuvieron de acuerdo que, aunque ya nos habíamos independizado de España, nos volvimos dependientes de otros países, y, como dijo Bryan fue “simplemente como cambiar de rey”.
Por último, unos compañeros hicieron las conclusiones de la clase y quedó como tarea releer el texto.
Aporte personal:
Filosofía, es un campo de estudio que busca responder a los problemas fundamentales, tales como “¿Quiénes somos?” ¿De dónde vinimos?” “¿Dónde vamos?” y otros problemas que atraviesa la sociedad. Es decir, filosofar, es pensar y buscar respuesta a algo.
Pero, ¿es posible que haya una filosofía latinoamericana?
Actualmente no la hay y, no creo que la haya pronto. Por ejemplo, como se dice en el texto “Del pensamiento neocolonial a la filosofía de la liberación latinoamericana”, cuando se querían organizar las naciones, ahora independientes, de américa latina, se recurrió a lo que ya conocíamos, a modelos europeos. Cuando logramos la independencia, volvimos a esclavizarnos nosotros mismos. No podemos tomar los modelos que se usaron en otros países para organizar los países de América latina, porque esos modelos están hechos en y para esos países, surgieron por las condiciones sociales de ese lugar. No tenemos la misma historia que Europa, no podemos usar sus mismos sistemas políticos.
William Ospina en su texto “Lo que le falta a Colombia”, cuestionando el comportamiento de la sociedad colombiana con respecto a la revolución francesa dice: “Una revolución se vive o no se vive, y la pretensión de heredar sus emblemas sin haber participado de la dinámica mental y social que le dio vida, sin haber conquistado sus victorias ni padecido sus sufrimientos, no es más que una sonora impostura.”.
No podemos tomar algo y moldearlo hasta que se adapte a las condiciones de nuestro país, nunca lo hará, porque no está pensado para este país. Se deben pensar sistemas educativos, económicos, políticos, etc, pensando en un territorio en concreto y, que estos se lleven a cabo exclusivamente en ese territorio.
Por último, quiero finalizar con la postura de Alberdi acerca de la independencia: “Nuestros padres nos dieron una independencia material; a nosotros nos toca la conquista de una forma de civilización propia: la conquista del genio americano. Dos cadenas nos ataban a la Europa: una material que tronó, otra inteligente que vive aún. Nuestros padres rompieron la una por la espada; nosotros romperemos la otra por el pensamiento. Esta nueva conquista deberá consumar nuestra emancipación. La espada, pues, en esta parte, cumplió su misión. Nuestros padres llenaron la misión más gloriosa que un pueblo tiene que llenar en los días de su vida. Pasó la época homérica de nuestra revolución. El pensamiento es llamado a obrar hoy por el orden necesario de las cosas, si no se quiere hacer de la generación que asoma el pleonasmo de la generación que pasa. Pasó el reinado de la acción: entramos en el del pensamiento. Tendremos héroes, pero saldrán del seno de la filosofía. Una sien de la patria lleva ya los laureles de la guerra; la otra sien pide los laureles del genio. La inteligencia americana quiere también su Bolívar, su San Martín. La filosofía americana, la política americana, el arte americano, la sociabilidad americana, son otros tantos mundos que tenemos que conquistar”.